Indignación selectiva


Hoy parece lejano aquel 26 de abril de 2020 cuando tras casi dos meses de abuso infantil con la excusa de una enfermedad que a ellos apenas les afecta con una letalidad prácticamente 0 en esa franja de edad, se permitió a los niños salir a la calle, solo durante una hora acompañados de un adulto y con los parques cerrados. Nada de esto pareció indignar a los medios ¡se indignaron porque acabó su tortura!


 

Ha pasado ya más de un año desde aquella "desescalada",  con esas aglomeraciones de padres "irresponsables" realizando arriesgadas operaciones y  peligrosísimas actividades, como pasear por la calle con tus hijos tras tenerlos encerrarlos mientras a los perros se les permitía pasear, y que iban a causar una explosión de contagios, muerte caos y pandemónium en los 15 días siguientes. Las semanas pasaron, las predicciones apocalípticas nunca se cumplieron,  pero nadie rectificó y ninguna "autoridad sanitaria" reconoció su error. Todo lo contrario, los medios continuaron sembrando el miedo.  

Estamos a 9 de mayo, el gobierno central nos ha sometido a otro estado de alarma y los gobiernos autonómicos de todo signo político sin excepción han impuesto toques de queda y otras restricciones que no solo son inútiles, sino que son dañinas y contraproducentes.

Y cuando al fin termina esta mezquina, abusiva, anticientífica y desproporcionada violación de libertades civiles y derechos fundamentales y la gente vuelve a salir por la noche, la prensa continua con la misma narrativa de porno-terror, incluso utilizando las mismas expresiones "indignación", "irresponsables", como si no hubiera pasado nada.

 

 

Las redes sociales se hacen eco, personas con Síndrome de Estocolmo repiten las consignas de la prensa.



 


 

No falta el "sanitario" indignado llamando energúmenos a la gente que quiere hacer vida normal

 


Pocas lecciones tienen que dar en este gremio, porque si hablamos de actuar como energúmenos, los vídeos que abundaron en redes sociales con bochornosos espectáculos de sanitarios bailando en pleno confinamiento se llevan la palma. Esto si que debería haber sido motivo de indignación. Sin embargo fue aplaudido y glorificado unánimemente por la prensa.




 

No nos extraña. La indignación en los medios ha sido muy selectiva. Por ejemplo, el multitudinario entierro de Julio Anguita tuvo patente de corso.

 

Sin embargo, la prensa explotaba de rabia e indignación contra la población que iba a hacer sus compras navideñas, intentando recuperar algo de la normalidad arrebatada por políticos corruptos, jueces criminales que lo permiten y medios terroristas que lo alientan.

 


 

Tampoco fueron motivo de indignación los disturbios del movimiento Black Lives Matter que se multiplicaron globalmente tras la muerte de George Floyd. Es más, se llegó a la conclusión que estas  violentas protestas multitudinarias que se dieron tambíen en España eran inocuas y perfectamente seguras.

 Tan seguras como las aglomeraciones feministas.

 


Entonces ¿hay motivo para indignarse por las "aglomeraciones" o no? Situemos estos eventos en este gráfico que mide la velocidad a la que se reproduce el virus o Rt que nos proporciona el ministerio.

Un par de cosas llaman la atención. Primero que el Rt  se ha mantenido por debajo de 1.5 desde marzo del año pasado, cuando ya seguía una tendencia exponencial a la baja que no se vio afectada en ninguna forma por las medidas draconianas iniciadas el día 15 de marzo. 

Esto es un poco extraño para una enfermedad que supuestamente es mucho más contagiosa que la gripe, con un Ro presuntamente 5 veces mayor,  y que incluso se llegó a decir que era ¡más contagiosa que el ébola!

 


Segundo, que no se aprecia ninguna correlación entre aumento de contagios y estas aglomeraciones multitudinarias de ciudadanos "irresponsables" y "supercontagiadores", ni con las que se instrumentalizaron para crear terror, ni con las que la prensa ignoraba o ensalzaba.

Así que ¿a que viene tanta "indignación" y tanto afán por generar miedo y terror? 


No nos dejemos engañar por la falsa sensación de libertad que trae el fin del estado de alarma.  No es el momento de la libertad, es el momento de pedir justicia. Porque aún no tenemos libertad, al estar obligados a ir por la calle con un repugnante, anti-higiénico, feo e inútil bozal, tapabocas, pañal de barbilla,  mascarilla o como quieran llamarlo. 

No recuperaremos la libertad hasta que se haga justicia.

Canalicemos nuestra indignación contra los medios terroristas, contra los políticos. No contra los jóvenes que se divierten.



Actualizo en lunes 10 de mayo.

Me olvidaba de las recientes protestas por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél. Empezaron el día 16 de febrero en Madrid y Barcelona y se extendieron a en diferentes ciudades de España. Se "zanjan sin incidentes"  el  6 de marzo.




Situando el inicio y final de estas protestas en el gráfico.

 



Vemos una tendencia ascendente en el Rt que empezó antes de las protestas y cuyo progreso no se ve alterado en forma apreciable por las mismas, manteniéndose por debajo de 1 hasta diez días después.  Según estos datos recientes, el número Rt se mantiene por debajo de 1,2 y se aprecia una tendencia a la baja muy significativa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hay un niñito tullido en el hospital que te pide que comentes, lo sé porque lo tullí yo mismo para que te inspirase.