Archivo: los periódicos desaconsejaban el uso de mascarillas durante la pandemia de 2009.

La que fue llamada pandemia de "gripe A" tiene muchos paralelismos con la situación actual aunque sea anatema para los adeptos de la secta apocalíptica de los covidianos del séptimo día comparar el coronavirus con una gripe.  No es una influenza, pero es un virus y provoca los mismos síntomas, y desafío a cualquiera a señalar un síntoma único y diferenciado exclusivo del Covid-19 que no se de en la gripe. La mayor diferencia con la gripe, es que el coronavirus es  menos mortal y menos contagioso.

El brote de H1N1 empezó en México en abril de 2009. En junio de 2009 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la situación de máxima alerta, “pandemia” nivel 6.

Al principio de la pandemia  no había tratamiento, no  existía vacuna, pero sí la misma fauna de tecnócratas: los "expertos", los sacerdotes del algoritmo y los profetas el modelo matemático que erróneamente pronosticaron que aquella  nueva pandemia sería tan terrible como la mal llamada "Gripe Española" -que no se originó en España-  y  que provocaría millones de muertos.

La preocupación y miedo empezaron a descontrolarse entre la población aunque nunca llegó la situación de pánico moral a los niveles que hemos visto estos meses y que aún perdura sin que parezca verse el final.

Aparecieron tratamientos como el tamiflu  y se crearon vacunas, los gobiernos se gastaron millones en comprar existencias a pesar de su dudosa eficacia. Pagado el impuesto revolucionario a las farmacéuticas la "crisis" se fue enfriando. Al final la terrible pandemia de nivel 6 no fue para tanto, el miedo se disipó y todo quedó en un mal recuerdo. Para algunos. Otros parecen haberlo olvidado y por eso estamos repitiendo la historia, por desgracia esta vez, ha vencido el miedo.

El pánico no llegó a descontrolarse en parte fue porque en los medios lejos del alarmismo y sensacionalismo actual, publicaban artículos como el siguiente, que hoy sería denunciado como "magufo" por ciertas empresas  con  articulistas junta letras de tres al cuarto que se autodenominan "verificadores de hechos" pero que en realidad están tan politizados y son tan manipuladores como el resto de sus colegas periodistas. Me pregunto en qué momento se ha llegado a este nivel de corrupción y manipulación del  gremio.



¿Sirven para algo las mascarillas?

María Elena Navas
BBC Ciencia

30 abril 2009


Hay mucha incertidumbre sobre el brote de gripe porcina, pero algo que nos tiene a todos muy confundidos es si las mascarillas sirven realmente para evitar la propagación del virus. No hay evidencia científica que demuestre que las mascarillas evitan la propagación del virus.

Tal como nos contó la corresponsal de la BBC en México, Cecilia Barría, se quedó sorprendida al ver durante una conferencia de prensa en la Secretaría de Salud que nadie llevaba mascarillas. Ni las secretarias, ni los empleados de limpieza, ni los funcionarios, ni el director general del Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades.

Cuando los reporteros le preguntaron a Miguel Ángel Lezana por qué, el funcionario dijo "porque la porosidad de las mascarillas permite fácilmente el paso de las partículas" y agregó que "es muy poco viable que el virus pueda transmitirse por el aire sin estar en contacto con ninguna superficie".

Entonces ¿por qué el gobierno mexicano ha repartido millones de mascarillas a la población? y ¿por qué muchos ciudadanos en ese país están ahora angustiados ante la aparente escasez el humilde tapabocas?

Según Lezana, se repartieron mascarillas por "una demanda de la población. La gente se siente más segura llevándolas, más tranquila, y no les hace ningún daño", afirmó.

Las cosas, sin embargo, podrían no ser tan simples.

¿Alarma?

A medida que la enfermedad se ha propagado de un país a otro, han surgido informes de compras "de pánico" en internet de todo tipo de productos, incluidas mascarillas. Y es que una de las imágenes que nos viene a la mente cuando hablamos de gripe porcina es la de los ciudadanos en México caminando por las calles con el rostro semicubierto.

Los expertos, es cierto, se muestran escépticos sobre la utilidad de las mascarillas para proteger contra la influenza.

Las mascarillas por sí solas no evitan la propagación del virus de influenza. Las medidas de higiene básicas como lavarse las manos, usar y desechar los pañuelos al estornudar, y desinfectar las superficies son la clave para evitar la transmisión de la infección Dra. Gail Lusardi

"Realmente hay poca evidencia de que las mascarillas ofrezcan mucha protección contra el virus de influenza", le dijo a la BBC el profesor John Oxford, virólogo del Hospital Barts en Londres.

"Y creo que haberlas distribuido al público como se ha hecho en México sólo ha servido para despertar desconfianza.

"La gente puede estar tranquila y ser consciente de las recomendaciones de salud, pero empezar a ver a otras personas apuradas en las calles con mascarillas es algo que puede sembrar el pánico", afirma el profesor Oxford.

"Y ése es el tipo de cosas que queremos evitar con una situación como la actual, es decir, alarmar a la gente", agrega.
 
Transmisión

La evidencia científica no demuestra que el uso general de mascarillas en personas que no están enfermas tenga algún efecto.

El Reino Unido, Estados Unidos y otros países han reservado el uso de las mascarillas -y de guantes especiales- para los empleados del sistema sanitario, particularmente aquéllos que están en contacto constante con víctimas potenciales.

Los expertos afirman además que estas personas deben utilizar mascarillas especiales con un filtro que evita el paso de algunas partículas en el aire, pero que son más costosas porque deben ser hechas a la medida del rostro.

El virus de gripe porcina, recordemos, se transmite como cualquier virus de gripe: principalmente por partículas de agua propulsadas hasta un metro cuando una persona contagiada estornuda o tose.

También puede haber contagio al tocar una superficie contaminada (donde la persona enferma ha tosido o estornudado) donde el virus puede sobrevivir algunas horas (dos horas o más dependiendo de la humedad del lugar) y después llevarse la mano a la boca o nariz.

Es por eso que las mascarillas con filtro son mucho más efectivas que las quirúrgicas estándar o las mascarillas contra polvo que se usan en construcciones, y sobre todo que las mascarillas de papel que son totalmente inútiles.

"Un virus como éste no puede contagiarse caminando por las calles, se necesita estar cerca de una persona contagiada -dice el profesor Oxford. Los trabajadores de salud son quienes tienen más probabilidades de entrar en contacto con el virus y los que pueden propagarlo".

Ningún tipo de mascarilla, dicen los expertos, puede evitar en un 100% que las partículas se filtren. Y a medida que éstas se humedecen se vuelven menos efectivas.

Algunos piensan que podrían ser útiles si las usan las personas con síntomas de gripe para evitar que propaguen la infección.

Pero esto, creen los expertos, podría dar a la gente un falso sentido de seguridad.
 
Falsa seguridad

El doctor Ronald Cutler, subdirector de ciencias biomédicas de la Universidad de Londres, explica que "si estornudamos con una mascarilla el virus quedará contenido, y por eso se cree que si todos las usamos podría frenarse la propagación.

"O también se cree que se puede evitar si se le pide a la gente que tiene gripe que use mascarilla. Pero para cuando la gente ya está diagnosticada ya es demasiado tarde. El uso de mascarilla puede alarmar más que ayudar a la población.

"Y el principal problema es que hemos visto que cuando alguien estornuda suele quitarse la máscara. Así que estamos dando un falso sentido de seguridad a la población".

El doctor Cutler agrega que "las mascarillas no son trajes bioquímicos. Obviamente sólo nos cubren una parte del cuerpo, pero nuestras manos y nuestra ropa también pueden tener el virus.

"Cuando la gente lleva una mascarilla cree que está protegida y que está bien seguir acudiendo a áreas donde hay muchas gente.

"La mejor recomendación es cubrirse la boca con un pañuelo desechable cuando se tose o estornuda. Y lavarse las manos después de estornudar o de tocar superficies que puedan estar contaminadas".

La doctora Gail Lusardi, experta en salud pública de la Universidad de Glamorgan está de acuerdo.

"Las mascarillas por sí solas no evitan la propagación del virus de influenza. Las medidas de higiene básicas como lavarse las manos, usar y desechar los pañuelos al estornudar y desinfectar las superficies son la clave para evitar la transmisión de la infección".

En cuanto a las mascarillas, dice la experta, son "mejor que nada" cuando es imposible evitar el contacto cercano con un individuo contagiado o potencialmente contagiado.

Pero agrega que "una mascarilla puede usarse contínuamente hasta 10 horas, pero si durante ese tiempo la persona se la retira de la cara ésta debe ser reemplazada".




Lo que da, y lo que no da.

Los delincuentes que por desgracia nos gobiernan siguen intentando aterrorizar a la población, con campañas publicitarias sensacionalistas, irreales, asustaviejas -nunca mejor dicho- y  repugnantes como la infame nueva campaña financiada por el gobierno de Canarias bajo el eslogan: "Una simple reunión familiar puede traerte de regalo 40 días en coma o incluso la muerte".

Con el coronavirus, como con la gripe hay  que tomar ciertas precauciones si formas parte de la población vulnerable. Pero el terror, la histeria y la irracionalidad que estamos viendo estos días no ayudan a nadie, no tienen sentido y solo empeoran la situación con un pánico generalizado que es más mortal que cualquier virus.

A estas alturas deberíamos estar ya más informados y menos asustados. No estamos igual que hace 5 meses cuando nos encerraron condenándonos a un arresto domiciliario desproporcionado, ilegal e inconstitucional. 

Los políticos sinvergüenzas y canallas, como era de esperar, se empeñan en hacer justo lo contrario, seguir manteniendo el miedo, una población asustada es fácil de engañar y controlar.

El "nuevo" coronavirus SARS-cov2 ha demostrado ser una enfermedad menos grave y menos contagiosa que otros  virus, como el H1N1 responsable de la gripe española que mato 100 millones de personas entre 1918 y 1920 y de la pandemia del año 2009,  o el SIDA, que hoy sigue matando a casi un millón de personas al año en todo el mundo.

Esto me ha traído a la memoria una famosa campaña informativa sobre el SIDA del año 1987. Sí, soy suficiente mayor para recordarlo. ¿Y vosotros?

En aquella época había poca información sobre el SIDA, era una nueva enfermedad para la que no había tratamiento, vacuna, ni cura. Su aparición provocó un pánico generalizado y una confusión entre la población no muy diferente al actual con el coronavirus. Como ahora la gente tenía miedo, se difundieron  bulos alarmistas y noticias falsas, los rumores decían  que se trasmitía por el aire, por tocar a un enfermo "asintomático", por los mosquitos, por los besos etc. nada de eso era cierto.

Aún así, no se tomaron medidas irracionales, inconstitucionales y sin base científica como los confinamientos. El mundo aún no estaba tan corrupto.

El ministerio de sanidad  de entonces centró sus esfuerzos en tranquilizar a la población con campañas informativas en los medios de comunicación, en vez de coaccionar con medidas absurdas a golpe de Decreto Ley como se ha hecho ahora. Con ese objetivo  crearon y difundieron aquella campaña,  divertida y entrañable pero a la vez veraz y honesta, en un intento de instruir a la población de todas las edades y desmentir los rumores sin fundamento que circulaban aquellos días.

Se emitieron anuncios de televisión y de radio, y se colgaban carteles en los institutos y los gimnasios. Los protagonistas eran unos simpáticos muñecos con forma de símbolo masculino y femenino que mostraban de forma gráfica pero sencilla que practicas trasmitían el SIDA y cuales eran seguras.



Y fue un gran éxito, el miedo se fue disipando gracias a campañas como esta  y a películas como Philadelphia (1993) Protagonizada por Tom Hanks y con Antonio Banderas en uno de sus primeros papeles en Hollywood. La opinión pública cambió su visión sobre la enfermedad, que aún hoy mata  mucho más que el gran lobo malo coronavirus.


He decidido mezclar ambos conceptos, ¿Cómo sería una campaña como la de los ochenta pero aplicada actualmente al coronavirus?  me ha salido esto.

¿Qué da, y qué no da?






Celebrar un cumpleaños ¡Sí da!



Celebrar una victoria electoral ¡no da!



Ceremonia íntima por un ser querido ¡Sí da!


Entierro multitudinario de un ex-político comunista ¡No da!




El pueblo en la playa ¡Sí da!



La casta en la playa ¡No da!





Si gusta, haré más en un futuro. Mientras tanto, considera una Visita al canal Sin Dogmas en Bitchute para ver más vídeos.



Archivo, año 2016: Los coronavirus humanos son responsables de 1.785.000 infecciones respiratorias al año.

¿Te ha pasado? Un amigo, un familiar,  un presentador de televisión o de radio en el que confías, un diario digital o un usuario de un foro o red social,  te dice que estamos viviendo una situación extraordinaria, una crisis sanitaria sin precedentes y que todas las medidas que ha tomado el gobierno están justificadas, porque asegura que conoce de primera mano el caso de un familiar cercano o el un amigo de un amigo, que por culpa del coronavirus ha sufrido una neumonía bilateral, una persona que antes estaba sana y que nunca antes había sufrido neumonía ¿Las neumonías no existían antes  de 2019? ¿Que las personas antes de enfermar esten sanas no es digamos... lo normal? Por lo general la mayoría de humanos tenemos dos pulmones ¿Nos debe sorprender que las neumonías sean bilaterales, es decir que afecten a ambos pulmones, en vez de ser trilaterales o cuatrilaterales que serán  habituales en aquellos  seres que tengan tres o cuatro pulmones?  ¿De verdad creen que este tipo de rumores prueban algo? ¿Justifican una respuesta tan radical y sin precedentes?